Príncipe era alto, rubio, de ojos claros y pelo ensortijado. Siempre sonreía, era divertido, caballeroso, atento. Tenía algunas rarezas, pero es lógico, todos las tenemos y los príncipes todavía más. Pero eran cosas sin importancia. Solía tomarme el pulso después de besarme, por ejemplo. Así comprobaba mi excitación. Esa manía me ponía nerviosa, y todavía se me disparaban más las pulsaciones, lo que aumentaba su regocijo.
sábado, 8 de mayo de 2010
Príncipe
Príncipe era alto, rubio, de ojos claros y pelo ensortijado. Siempre sonreía, era divertido, caballeroso, atento. Tenía algunas rarezas, pero es lógico, todos las tenemos y los príncipes todavía más. Pero eran cosas sin importancia. Solía tomarme el pulso después de besarme, por ejemplo. Así comprobaba mi excitación. Esa manía me ponía nerviosa, y todavía se me disparaban más las pulsaciones, lo que aumentaba su regocijo.
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