jueves, 7 de agosto de 2008

La estantería


- Como sigas apretando así vas a terminar pasando de rosca el tornillo y luego será imposible sacarlo.
- ¡Ah! ¿Y cómo se supone que tengo que hacerlo, le pido por favor que se enrosque hasta el final?
- Oye, no me contestes así, te lo he dicho de buena manera. Haz lo que quieras.
- Haz lo que quieras... No es hacer lo que yo quiera, sino hacer lo que hay que hacer. Como tú no me informas, y se supone que eres el experto, pues no sé hacerlo. Lo hago lo mejor que puedo, pero claro, el señorito sólo se digna dirigirme la palabra cuando ve que hago algo mal.
- Te he informado de que si seguías apretando se pasaría de rosca. Pero tú te cabreas con cada cosa que te digo porque piensas que sabes hacerlo y te molesta que te diga cómo se hace. ¡Ah! Ahora te vas, ¿eh? Pues nada, que te vaya bien.
- Te estoy escuchando.
- Te has puesto el abrigo, eso quiere decir que te vas, ¿o es que tienes frío?
- Me he puesto el abrigo porque está claro que no tengo nada que hacer aquí contigo. Me voy a la calle y cuando vuelva sabré perfectamente hacer mi trabajo: recoger todo lo que hayas dejado por el suelo.
- Sí, será mejor que te vayas.
- Eso es: ``vete, vete´´. ¡Hablar contigo es imposible!. Pues ahora no me voy, esta es mi casa. No soy yo la que tiene que irse.
- El que tiene que irse soy yo, ¿no? Pues nada, cargo otra vez todas las herramientas y me voy. Para qué habré tenido que venir a ayudarte a montar esto...
- ¿Qué haces?
- Estoy recogiendo. Me voy.
- No te he dicho que te vayas. Sólo quiero que hablemos de lo que ha pasado.
- ¿Qué ha pasado? Te he dicho que ibas a pasar de rosca un tornillo y me has echado de tu casa.
- No. Lo que pasa es que tú no hablas, tú vas haciendo y piensas que has dicho las cosas y en realidad no las has dicho. Y luego quieres que todo se haga como tú has pensado que se hiciera, pero sin que lo hayas comentado. Y me vas a volver loca.
- Joder, no llores. No entiendo qué te pasa... estábamos tan a gusto montándote la estantería y es que todavía no sé lo que ha pasado
- Ante cualquier discusión tú sales corriendo, así cómo quieres que te conozca, así cómo quieres que no me enfade y que sepa lo que quieres. ¿Cómo quieres que sepa si de verdad quieres que vaya a vivir contigo?
- Te he pedido que te vinieras a vivir conmigo... Si te lo he pedido es porque quiero, si no, no te lo hubiera dicho. Pero tú me has dicho que no estabas segura, pues yo lo respeto. Y, por favor, deja de llorar. Toma, un pañuelo.
- Pero es que no estoy segura porque no sé si tú quieres de verdad o te vas a cansar de mí a la media hora de estar juntos.
- No me voy a cansar. Pero si nos cansamos, pues qué le vamos a hacer. No hacer las cosas por miedo a que se estropeen... No llores, ¿cómo me voy a cansar? Si estoy loco por ti... Ven, dame un abrazo.
- ¿De verdad, de verdad que quieres que viva contigo?
- De verdad.
- ¿Y qué hago ahora con la estantería?
- ¡Qué tonta eres! Ven aquí...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué gustazo, querida, regresar a la blogosfera y comprobar que tu blog sigue viento en popa.

Besos orgiásticos.

Jose, a secas dijo...

Después de una de esas noches en las que navegando voy de enlace en enlace he llegado a tu blog y creo que, si me lo permites, me voy a quedar en tu sofá para seguir disfrutando de tus rutinas, de tus historias.

También me "copipastéo" este relato corto, más por que me he sentido reflejado en él (demasiado diría yo) que por cualquier otro motivo.

Por supuesto que enlazo a él desde mi blog personal.

Saludos ;)

Gloria dijo...

Ay, Ella, lo que es un gustazo es verte volver tan espléndida. Gracias.

Besos de admiradora.

Gloria dijo...

Jose, a secas, muchas gracias por el enlace, por el comentario, por llegar hasta aquí y quedarte en el sofá. Será un placer tenerte por aquí entre mis historias.
Besos de bienvenida.